Mi ángel negro, que ha caído del cielo, rodeado de llamas,
con su espada brillante me has mantenido en el fuego más caliente del abismo
donde me entrenaste contra todos los males.
Que mi enemigo nunca me aflija!
Oh, Abaddon!
Arcángel de las siete alas que vinieron a mi ayuda,
consagrarme y elimina cualquier debilidad que pueda tener ante mi enemigo!
Que no muestre misericordia, piedad y compasión ante el que se levanta contra mí.
Totalmente aniquilar el sentimiento más puro, dejando mi odio por la total aniquilación de mi enemigo.
Todo aquel que trata de levantarse contra mí, cuando miren mi rostro, que tiemblen y caigan ante mis pies;
Oh!! Señor de la destrucción, padre de todas las pestilencias,
escucha el clamor de este hijo y te doy mi llanto y pido venganza.
Arrastra a mis enemigos a través del viento, y aniquilalos!
Guardián alado, protege a este hijo y haz justicia contra todos mis enemigos!
Hecho esta.
Salve Abaddon.
